Hoy volvemos a compartir con todos vosotros una sesión de comunión, que, aunque hasta este año no había publicado nada de este estilo y como muchos de vosotros me habéis preguntado si hago otro tipo de reportajes que no sean bodas, os diré que sí y os muestro una mas de las que realicé el año pasado.
Esta vez le ha tocado el turno a Álvaro, acompañado de su travieso hermano Pablo que dio una nota de color y alegría en todo momento.
Debo decir también que los protagonistas de este post, no son otros que mis sobrinos y muchos de vosotros diréis, “ sí claro, cómo son sus sobrinos, por eso a los niños se les ve tan sueltos”. Pues nada más lejos, eso va en la personalidad del fotógrafo y de los niños, como no. Si el fotógrafo no genera un buen ambiente y tiene la suficiente mano izquierda como para saber que debe de tener paciencia y hacerse, sino su amigo, ser una persona con la que van a pasar un buen rato, no hay nada que hacer.
Si os dais cuenta, en las fotos de su sesión de comunión se puede intuir su personalidad. Álvaro, el mayor, es un poco más tímido y, aunque tiene sus momentos de niño travieso al que le gusta divertirse y pasarlo bien. Pablo sin embargo, es un torbellino, es abrumador y no para. En todo momento tiene un comentario del que te arranca una carcajada o hace algo que en lugar de estropearte la foto la carga de su personalidad.
Si queréis y os apetece, os invito a que veáis otros post de comunión que tengo publicados en mi blog para que veáis de qué hablo, para que sintáis como en cada uno de ellos se respira su personalidad y que en todos ellos los niños son ellos mismos. Si lo hacéis, espero que los disfrutéis tanto como disfrute yo el día de sus sesiones de comunión.
Así pues, no me queda nada más que despedirme de todos vosotros y mandarles desde aquí un beso enorme a mis sobrinos y desearles lo mejor, aunque se que será así.
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