Me llamo Vanesa, soy la hermana Ana y soy de tu pueblo! Así comenzó la conversación telefónica que mantuve con Vanesa cuando me llamó para pedirme que fuese su fotógrafo.
Cuando esto ocurre algo se remueve dentro de mi, que las personas de mi pueblo, donde me he criado, confíen en mi trabajo es algo muy bonito, difícil de explicar.
A ella no la conocía personalmente ya que, desde pequeña, casi no ha ido por Muniesa, nuestro pueblo, pero fue verla y fue como si estuviese viendo a su hermana Ana, misma sonrisa, mismos ojos, mismas expresiones e igualita voz. Fue algo de lo que hablamos un rato ya que me quedé sorprendido de esos detalles.
En la reunión previa a la boda, tanto Julio como Vanesa se les veía muy emocionados con su boda. Me hablaron de todo lo especial que era para ellos y de todo aquello que ellos habían preparado con mimo para que su boda fuese especial.
Hablamos también de fotografía, aunque en ese aspecto dejaron toda su confianza en mis manos.
Bueno, y llegó su boda… Mereció la pena todo el esfuerzo previo que hicieron ya que, como veréis en las fotos, consiguieron que las emociones estuviesen a flor de piel. No he visto tanta lagrima por metro cuadrado en una boda como en la de Vanesa y Julio. Y esto no es malo, ya que en las bodas hay que dejarse llevar, hay que dejar salir los sentimientos, hay que emocionarse, hay que gritar, bailar como locos. Una boda sin todo eso, deja de ser una boda para pasar a ser una comida de familia y amigos.
Como no me gusta enrollarme mucho en los post, aquí os dejo con la boda de esta increíble pareja. Prefiero que hablen sus fotografías y que cuenten todo lo que allí se vivió.
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