Que suene el teléfono y te digan, quiero que seas el fotógrafo de nuestra boda está bien, pero si además esa pareja son una pareja de fotógrafos y compañeros de Teruel, es superior.
Al principio solamente conocí a Sara, ella llevaba mucho tiempo buscando un fotógrafo que supiera transmitir lo que en su boda iba a suceder, miró por aquí, miró por allá y siempre, según ella, llegaba a la misma conclusión, tenía que ser yo. Y no sabéis lo que me alegro de esta decisión ya que, gracias a ella, no solo realicé un reportaje maravilloso, sino que conocí a los que ahora ya puedo considerar mis amigos, Patxi y Sara.
Ellos son muy especiales y su boda no podía ser de otra manera. El día de antes, justo después de la ceremonia civil en el ayuntamiento de Teruel, Sara quiso pasar a saludar una vez más a lo más grande, a su papá, que por desgracia ya no se encuentra junto a ella. Le llevó unas flores y le pidió que al día siguiente le acompañara al altar, como hubiese hecho si hubiese estado allí. Fue un momento difícil de fotografiar, por las emociones y por lo íntimo del momento, pero no me arrepiento nada de haber estado allí y de haber podido documentar esas emociones y ese sentimiento para que Sara lo pueda revivir el resto de su vida.
Al día siguiente fue su boda, nada que ver con el día anterior. Me habían dicho que eran unos juerguistas y unos locos desmelenados y lo demostraron con creces.
Decidieron casarse en el Restaurante La Fondica de la Estación, en la Puebla de Valverde (Teruel) y, como no, como buenos juerguistas, la ceremonia estaba ambientada como si de un bar se tratase, de hecho, no hicieron ceremonia de la arena, sino la de Gin-tonic, mucho más fresquita y divertida.
Una vez casados, la boda fue en “in crescendo”, los amigos y familiares, daban la talla al lado de tan singular pareja, hicieron de las suyas para que el día quedara en inolvidable.
Escribir Comentario